ALAS


Yo ejercía entonces la medicina en Humahuaca.

Una tarde me trajeron un niño descalabrado; se había caido por el precipicio de un cerro. Cuando para revisarlo le quité el poncho vi dos alas. Las examiné: estaban sanas.Apenas el niño pudo hablar le pregunté:

- ¿Por qué no volaste, `m´hijo, al sentirte caer?

-¿Volar? -me dijo- ¿Volar, para que la gente se ría de mí?

AUTOR: Enrique Anderson Imbert






Mis alas
de cera batiendo, combatiendo
tu fuego en oleadas
de ardientes espumas y plumas
e Icaro volando
tan alto, tan alto
que a punto de entrar en el jardin del Edn
fundido su vuelo por tu derramado sol
cae como el angel exterminado
al mar de los naufragios
mojandolo todo




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